Bogarra, ruta de Las Esculturas
- Lugar de salida: Tomelloso, Calle Amalia Cepeda nº 10
- Hora de Salida: 08;00h
- Hora de salida de regreso:: 17:30 (aproximada).
- Dificultad: Baja-media.
- Distancia: 12 kilómetros.
- Llevar calzado adecuado preferiblemente bota alta y aconsejable bastones para las zonas pedregosas y de sendas. Tanto el desayuno como la comida los haremos en ruta, de mochila. Llevarse alimentos y agua suficientes.
Tras la toma de contacto de la primera ruta, hay que ir cogiendo forma física progresivamente, y para ello nada mejor que una mezcla de ejercicio y arte en la naturaleza.
Existen en nuestro entorno pueblos con una enorme historia que actualmente resultan unos perfectos desconocidos, tal es el caso de BOGARRA en Albacete, donde los componentes de Tomesenda realizaremos la denominada “RUTA DE LAS ESCULTURAS”; pero vamos primero con la villa.
A orillas del río de su mismo nombre, y dominada por la imponente mole rocosa del Padrastro, la Villa de Bogarra se enclava en uno de los parajes de mayor belleza de la Sierra del Segura. Su vega, llena de frutales, y sus calles, antiguas y empinadas, conservan el carácter serrano de estas tierras e invitan a adentrarse por ellas en un sosegado paseo.
Seguramente la población de Bogarra se inicia con un asentamiento Ibero ya en el siglo V antes de Cristo y como muestra de ello queda la enigmática Esfinge de Haches, hallada a los pies de la atalaya del mismo nombre. Bogarra perteneció a la antigua Bigarra, ciudad Tarraconense. Durante las primeras Guerras Púnicas entre Romanos y Cartaginenses, Bogarra se alió con Roma, y aunque los Cartagineses lograron recuperarla, fue definitivamente Romana allá por el año 214 a. de C. gracias al General Escipión. Ya en la Edad Media, fue aldea dependiente de la ciudad de Alcaraz.
En el S. XIV la población de Bogarra sufrió grandes ataques de los pueblos de la zona, y en el año 1351 se repoblará, junto con las otras localidades, en la reconquista. De las torres fortificadas que ejercían función de vigilancia, se conserva una en la población de Bogarra, en el término de la Aldea de Haches, atalaya de estilo Almohade. En el año 1452 el príncipe Enrique concedió el señorío de las salinas de Bogarra a Don Juan Pacheco, Marques de Villena, y éste las cedió al Monarca Juan II, que posteriormente pasarían a pertenecer a los Reyes Católicos. A principios del S. XV se destruye la fortaleza de Bogarra por la orden de la ciudad de Alcaraz. Se dice que, mientras Alcaraz apoyó al infante D. Alonso, Bogarra apoyaba a su oponente Enrique IV, y gracias al Rey Felipe II en el año 1573, se otorgó el privilegio a la villa de Bogarra. Adentrándonos en el año 1638, la villa de Bogarra fue avasallada por la inquisición.
Las calles de Bogarra, estrechas y empinadas, conservan aún un cierto regusto antiguo. En una de ellas, en la calle Cítara, se ubica la Iglesia Parroquial de Nuestra Señora de la Asunción. Edificio barroco del siglo XVIII cuya torre se une al cuerpo principal mediante un arco. En la cabecera, hay un interesante retablo barroco, mientras que las capillas laterales se reparten un retablo neoclásico y un interesante trabajo de soldadura de hierro obra del maestro Quijano.
El agua, que canalizada por el río Segura besa los pies de la población, es la razón de ser de uno de los parajes más bellos de cuantos posee este término municipal. Se trata del lugar conocido como el Batán de Bogarra.
La fauna es muy variada: Cabra hispana, águilas, búhos, halcones, nutrias, topos,.... aunque destaca por su número la especie del jabalí. La flora es abundante y rica: Pinos, chopos, encinas, retamas, nogueras, olmos, higueras, robles,... En los márgenes del río Bogarra crecen alegremente y en amplia frondosidad los frutales, conocida es en la comarca su famosa huerta. El pino y los almendros junto con una gran cantidad de hierbas aromáticas como el espliego, tomillo, romero, y salvia completan el paisaje.
Una vez al año se organizan en la localidad las Jornadas de Escultura en el Paisaje de Bogarra, en las que escultores venidos de distintos lugares dejan su obra sobre la propia roca de la montaña, a lo largo del sendero que transcurre desde Bogarra y a la orilla de su río, aguas arriba. Fruto de las creaciones de estos artistas se ha formado esta interesante ruta de las esculturas, por uno de los parajes más bonitos de la localidad.
Nosotros comenzaremos la ruta en la plaza de Bogarra, tras tomarnos un cafetito por libre en cualquiera de los bares de la población. Siguiendo el cauce del río por su margen izquierda, remontaremos el sendero que conduce al Padrastro, sin llegar a él, para contemplar desde las alturas las huertas y las formaciones rocosas. Aquí nos tomaremos un descanso y el “bocata”.
Continuaremos nuestro caminar por un precioso sendero que desemboca en una pista ancha de uso compartido con VEHICULOS –tomar las debidas precauciones- hasta llegar al paraje del Batan, donde –sin prisa-, disfrutaremos de las distintas cascadas y remansos de agua –dependiendo de la pluviometría serán más o menos vistosas-. El aparcamiento y merendero que existe allí será el punto de reunión para todos los participantes. En esa zona haremos una parada prolongada para comer, disfrutar de las vistas, fotografiarse...o echarse una siesta si es preciso.
Agrupados de nuevo retornaremos a Bogarra siguiendo el rio por la margen izquierda entre las huertas, viendo el resto de las esculturas, y ya en el pueblo, las diversas fuentes, calles y monumentos.
Pilar y Juan José.