Ruta de los Bombos
Volvemos a la senda de los bombos tras varios años de olvido. El día 19 visitaremos cinco de los más representativos, cinco creaciones de autor del último y más afamado constructor de Tomelloso.
Pablo Moreno “Cota” nace en el seno de una familia de agricultores en 1916 y se convertiría con el paso del tiempo en el mejor constructor de bombos de esta localidad. Con 15 años y la ayuda de un primo suyo levantó su primer bombo en el paraje el Capitán, a 12 km de Tomelloso en dirección a Socuéllamos, y con 75 años construyó el último a 5 km al sur de Cinco Casas el cual dejó inacabado precisamente a causa de su muerte en 1991. El último bombo que veremos será este.
La ruta consta de dos partes, la primera es circular de unos 6 km pasado los Llanos y en ella veremos el enorme bombo de Jesús, el hijo de Cota, aunque ya no le pertenece pues vendió las tierras y con ellas la joya de piedra -no sé lo que se puede pagar por algo impagable-. No podremos pasar al interior pues el actual dueño este día no podrá estar. Al que sí podremos pasar es al segundo y último de este tramo cuyo dueño nos cederá la llave amablemente.
Este segundo bombo merece un comentario aparte pues para mi es, quitando el del museo, la construcción más perfecta del artista y por lo tanto de todas las que existen. En esa obra ya había alcanzado su nivel máximo de perfección por la excelente colocación de cada piedra del muro interior, la cúpula, la frontera y el alero. Piedras elegidas y trabajadas una a una para que las caras quedaran planas, uniformes e imbricadas, como las rasillas en los muros, formando hiladas perfectas. Este bombo no es de los más grandes y es de una sola jaula, pero esa circunstancia no le quita un ápice de grandeza. En el interior se puede ver el perfecto acabado de la cúpula y el fuego con dos alacenas a los lados de un gusto exquisito. Otra de sus virtudes es que se mantiene tal y como lo terminó Cota, sin cal, sin revoco, sin zócalo añil, sin árboles, sin casetas, sin derrumbes, sin tuberías de goteo por encima, sin trastos ni nada que le pueda quitar el protagonismo que se merece, lo cual dice mucho de sus actuales dueños.
Para la segunda parte nos debe desplazar el autocar un corto trayecto en dirección al camino de vuelta. Esta parte es lineal y son 7 km de más llanura para visitar otros tres; los dos primeros en el paraje del alojero donde los suegros de Pablo tenían tierras y él construyó estos dos de porte monumental con tres jaulas, aunque se nota en ellos una terminación menos elaborada. Delante de uno hay un pozo con el brocal derruido, un peligro, no digo más.
Finalmente veremos el que os cité antes. Está prácticamente terminado, a la frontera solo le falta una sección de cada lado, la que conecta con el alero y el alero solo avanza pocos metros a ambos lados; más allá unas manos voluntariosas pero toscas lo alargaron unos tramos más sin llegar a circundar todo el perímetro y ahí se quedó pendiente en el tiempo. Se puede ver claramente la disposición de las piedras en el corte transversal del muro, esas que quedarían ocultas de haberse acabado, esas que parecen estar esperando a su autor.
Yo creo que en esta ruta le rendimos un homenaje a Pablo Moreno además de disfrutar del fruto de su inigualable maestría, su infinita paciencia y su increíble capacidad para cerrar una cúpula piedra sobre piedra.
Partiremos a las ocho en el sitio de costumbre. El resto de la información ya nos la pasan después. Estoy seguro de que lo pasaremos de bien a muy bien, nos vemos.
Vicente Palacios