Cañada Real Conquense
Parece que fue ayer cuando finiquitamos la primera parte de la temporada y lejano quedaba entonces el nuevo año. Por delante un viaje extraordinario (que como tal resultó) y una miríada de fiestas, reuniones familiares y excesos tanto de viandas como de sofá.
Y ya veis, en un suspiro nos encontramos casi finalizando el mes de enero y es urgente volver a darle brío a las zapatillas.
Al igual que se hace con los motores, después de una reparación importante, es obligado un rodaje para ajustar las piezas -en nuestro caso el cuerpo-. No es bueno arrancar forzando y para ello hemos preparado una ruta llana y cercana. Eso no significa que no tenga su historia y encanto… Vamos con ella.
Corría el año 1273, y en aquellos tiempos había poca gente con teléfono móvil y menos con automóvil eléctrico; las autovías y autopistas brillaban por su ausencia y las redes 5G ni se pensaba en ellas. La gente se dedicaba a una economía de subsistencia y las labores predominantes eran la agricultura y la ganadería. Los viajes de placer eran para los reyes y nobles a caballo o en carruajes y el resto de los mortales a pie por caminos poco señalizados, con mal piso y eternos en duración.
En ese año por edicto real de Alfonso X el Sabio se inicia la regulación de la trashumancia, tarea anual para desplazar los rebaños de ganado, de los pastos de invierno a los de verano y viceversa. Si bien los caminos trazados por las cañadas luego conocidas como reales eran recorridos usados desde antiguo, el decreto perseguía la regulación, ordenación y protección de ciertos caminos que por su importancia, uso o ubicación merecían ser preservados. Así, junto con la creación del Concejo de la Mesta, quedaron definidas las cañadas reales.
Una cañada real debía tener una anchura de 90 varas castellanas (72,22 metros), con la característica de ser trazados de muy largo recorrido (más de 500 km) y discurrir principalmente en dirección norte–sur con las lógicas limitaciones que impusiera la geografía. Con la regulación real, quedaba asimismo prohibido el recorte que realizaban comúnmente los propietarios de fincas colindantes mediante el movimiento de mojones.
Nosotros vamos a recordar aquellos desplazamientos tratando, con la imaginación no cabe otra cosa, de emular cómo sería esa vida ambulante, aprovechando que algunos recorridos pasan cercanos a nuestras localidades y otros por el mismo centro de nuestras poblaciones. Con el café tomado subiremos al autobús el cual nos dejará en el paraje conocido como ERVIAS y allí iniciaremos nuestro andar. Es un terreno prácticamente llano de una escasa vegetación, salpicado de tomillos, romeros, carrascas y algunas retamas. Los cultivos, una vez casi desaparecida la vid, se limitan a monte bajo, algunas parcelas de almendros, olivos y poco mas.
Efectuaremos un pequeño alto en el camino para desayunar reponiendo fuerzas y el fin de ruta será en la localidad de Ruidera, donde está previsto llegar a la hora de la comida. Cada participante libremente optará hacerlo en cualquiera de los bares y restaurantes o de mochila según mejor vea.
Saldremos a las 08:00h de C/Amalia Cepeda, 10
Aun siendo la ruta sencilla, hay que llevar calzado apropiado y bastones.
Desayuno en ruta de mochila y comida por libre (aconsejable reservar para quienes opten por restaurante). Llevarse alimentos y agua suficientes.
Son 20 km de DIFICULTAD física y técnica BAJA-MEDIA por la distancia..
HORA ESTIMADA DE SALIDA PARA EL REGRESO 17:30 HORAS.
Pilar y Juan José